lunes, 25 de marzo de 2013

Entre egos, ordenes y calor

El Gran Premio de Malasia de este año será recordado por muchas cosas. No por su competitividad o posible espectacularidad (hubo poco de esto realmente), sino porque las tres personas que estaban en el podio tenían peor cara que aquellos que ni siquiera lograron terminar la carrera.

Adentrémonos un poco en lo que fue la carrera. Ya en la primera vuelta Fernando Alonso llevaba colgando el alerón delantero por un toque con Sebastian Vettel después de la largada, y cuando todos pensaban que entraría para cambiarlo, el asturiano, siguiendo los consejos de Ferrari, decidió mantenerse en pista ignorando cualquier lógica. La presión de aire (unas cuantas toneladas) fue demasiado para el inestable alerón, lo que terminó por arrancarlo de un tajo y retirar automáticamente al piloto español de la prueba. Fallo de Ferrari.

Ya al final de la carrera se dieron dos casos muy similares. Las ordenes de equipo son algo común desde que se legalizaran en la temporada 2011. De sobra es sabido que los equipos mandan a un piloto determinado a dejarse adelantar por otro para conseguir la mayor cantidad de puntos posibles en vista de ambos campeonatos. Lo inusual es que, teniendo TODOS los pilotos opciones matemáticas de ser campeones del mundo, los jefes de equipos tomen partido de manera tan natural.

Red Bull y Mercedes. Dos equipos, misma orden, diferente desenlace.

El equipo Mercedes se aseguró la tercera y cuarta plaza del Gran Premio de Malasia, y aunque Ross Brawn, director del equipo, se mostraba conforme con este resultado, Nico Rosberg estaba convencido que podría no solo entrar en el podio, sino arrebatarle la punta a los Red Bull.

Rosberg se encontraba en cuarta posición justo detrás de su compañero, el británico Lewis Hamilton, y llevaba mucho mejor ritmo que él. Rosberg, consciente de esto, pidió al equipo que lo dejara adelantar a Hamilton para ir a la caza de los Red Bull, pero la respuesta que encontró desde el muro de pits fue un rotundo "Negativo".

Rosberg insistió en la petición sabiendo que ambos Red Bull habían degradado mucho sus ruedas, y sabía que si los presionaba las dañarían aun más dándole oportunidad a Hamilton de atacarlos, adelantarlos y ocupar la segunda plaza. De nuevo se encontró con una negativa desde el muro.

El equipo sabía que el alemán empezaba a desesperarse y trataron de calmarlo con un mensaje que roza lo absurdo. "Nico, sabemos que pueden ser más rápidos, el ritmo de Lewis es así [de lento] porque le pedimos ahorrar neumáticos y combustible".

Nico aceptó a regañadientes la orden y terminó en cuarto lugar detrás de su compañero, pero se aseguró de dejar en claro que esta orden no pasaría por alto. "Recuerda esto", dijo Rosberg a Ross Brawn justo antes de bajar de su Mercedes.

Esto abre una caja de Pandora para el futuro de la temporada. Sabemos que Rosberg no es un tipo temperamental, además de ser un caballero en toda regla, pero ¿con qué moral el equipo podrá pedirle que, en alguna carrera de la temporada, deje pasar a Hamilton?. Él está en su derecho de negarse, así como se lo negaron desde el muro en Sepang.

El otro tema es Lewis Hamilton. Un piloto acostumbrado a luchar con el cuchillo entre los dientes hasta el último suspiro vio como el equipo le negociaba un podio que sabía que debía ser para su compañero. Aun sumando los puntos y habiendo subido al tercer peldaño del podio en su segunda carrera con Mercedes, Lewis se mostró decepcionado por como se dio ese resultado, y seguro no aceptará negociaciones similares en el futuro.

Sobre lo de Red Bull... mañana le dedicaré otra entrada a este tema.

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